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sábado, 21 de marzo de 2015

La trampa de las elecciones parlamentarias

Si alguna vez jugaron Monopolio (el juego de mesa), se encuentran semejanzas con la realidad venezolana. En Monopolio la idea, precisamente, es de crear el monopolio de la oferta de propiedades que existe en el tablero. Aquel jugador que haya comprado todas las propiedades terminará la partida como ganador.  Imaginemos, pues, que Venezuela es el tablero de Monopolio, y que los jugadores en competición son dos: chavismo y oposición. Y que las propiedades son las estructuras de poder, es decir, el chavismo estaría cercano a un perfecto monopolio de las estructuras al tener la mayoría y las más importantes bajo su control. Manteniendo las diferencias que existen entre un juego de mesa y la realidad del país, existen similitudes en el comportamiento de los jugadores que debemos tomar en cuenta. Ante una situación cercana de ganar el juego, el jugador que lleva la cabecera buscará afianzarse en la búsqueda de su objetivo: el monopolio del poder.
Es a ésta situación a la que quería llegar, y dejando la analogía con el juego de mesa de un lado, debemos preguntarnos: ¿qué nos hace pensar que el chavismo estará dispuesto de perder una estructura de poder? ¿Qué nos hace pensar que un gobierno con un apoyo alrededor del 20 porciento va a ir directo a unas elecciones? O peor aún, ¿qué o quién nos garantiza que las elecciones se efectúen, y que además el perdedor las reconozca?
Estamos ante una situación similar al golpe de abril del 2002, cuando el apoyo al gobierno era de los más bajos según las encuestas, y no existen razones para pensar que esto cambie en el corto plazo (la situación económica no mejora, y la dinámica política se dirige más hacia la polarización que hacia convencer al contrario). En teoría la oposición tiene el camino libre para reclamar una victoria contundente que abriría las posibilidades de una reestructuración democrática que tanto se necesita. No obstante, resulta complicado que el gobierno esté dispuesto a competir en una situación como la actual, donde sabe que las probabilidades de victoria son muy reducidas en comparación a otros momentos.
No es de extrañarse que el gobierno se salga de las reglas para mantener el poder que tiene en la Asamblea Nacional, y por más que la Constitución se lo impida, no sería la primera vez que la incumpla. La idea, pues, es tener esta posibilidad a la mano. De saber que se maneja una alternativa ante ésta situación. ¿Cómo quedaría la oposición si la única opción que maneja son las elecciones parlamentarias y éstas no se realizan? ¿Qué le responderían al país?
Mi crítica va más hacia tomar conciencia de los escenarios posibles, y de, a su vez, tenerle soluciones. Por mi parte, yo no veo una oposición con planteamientos que estén fuera de las elecciones parlamentarias y esto es preocupante. Igual ante una victoria en la Asamblea Nacional por parte de la oposición que reduciría la cuota de poder considerablemente, la distribución mayoritaria del mismo la manejaría el chavismo, representando un gran obstáculo para los objetivos de la oposición. Se trata, entonces, de plantearse esta posibilidad como real, y de tenerle una medida preparada.
Así como el jugador de Monopolio que patea el tablero en el momento que sabe que va a perder y termina con el juego, pues, muy similar está el chavismo con las elecciones parlamentarias. Aunque el chavismo esta lejos de perder el juego, su futuro no luce favorable, fomentando la idea de patear el tablero. Y ante esto ¿qué se propone?

Excelente Analisis que hace Rodrigo Gil - @RodrigoGilB para www.elcolumnero.com


Fuente: http://www.elcolumnero.com/rodrigo-gil/la-trampa-de-las-elecciones-parlamentarias

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